Una puesta de sol mirando al mar, el romper de las olas, el deshielo, el incesante fluir de ríos y canales, la fuerza de una catarata… son escenas que despiertan nuestros sentidos.

Los pigmentos de la acuarela, al mezclarse con el agua, crean magia y dan vida a una obra. Fluyen, con el control del artista, y a veces sin el, provocando felices accidentes que crean belleza.

Sentir el agua es una muestra que quiere despertar los sentidos del público, mostrando lugares, idílicos o cotidianos, dónde el agua es el protagonista.

La obra está mayormente inspirada en las fotografías que la artista ha tomado en su deambular por el mundo. Cada una intenta reflejar el alma de un lugar, captando ese instante para compartir con el público.

El agua es fluir, es movimiento.

Es sonido, fuerza, paz.

El agua es vida.